Esta pregunta se la formularon, hace algún tiempo, los mejoradores del Centro Internacional de la Papa (CIP) no como una curiosidad científica sino motivados por los extraordinarios logros alcanzados con el camote de pulpa anaranjada en las zonas más empobrecidas del África, donde la carencia de vitamina A condena a millones de niños a la ceguera.
Respecto del camote de pulpa morada, estudios realizados en la Universidad Estatal de Kansas han revelado las propiedades de dos de sus antocianinas para inhibir el crecimiento de células cancerígenas en el colon del ser humano. Precisamente el color morado está dado por la presencia de este pigmento.
“Mis colegas nutricionistas dicen que las antocianinas del camote tienen una buena biodisponibilidad, es decir que son fácilmente absorbidas por el tracto digestivo y pasan al torrente sanguíneo, donde pueden tener efectos beneficiosos”, señala el Dr. Ted Carey, mejorador de camote del CIP en Ghana, África, uno de los autores de la investigación.
Al ser el Perú un centro secundario de biodiversidad de camote, posee una variabilidad genética muy rica del cultivo, lo que facilita la investigación científica.
Fue así como, en la estación experimental del CIP en San Ramón –situada en las laderas cubiertas de vegetación de los Andes orientales, en el centro del Perú– los científicos nacionales pusieron manos a la obra: seleccionaron diversas muestras de camote de pulpas anaranjadas, moradas y blancas de la colección de camote del banco genético y las recombinaron, generando nuevas poblaciones, con mejores características agronómicas y nutricionales.
Federico Díaz, investigador del CIP está muy entusiasmado con las posibilidades. “Contamos con material de investigación (clones avanzados y élites) con alto contenido de betacaroteno y minerales, y estamos evaluamos clones promisorios con un mayor contenido de materia seca”, señala.
“También estamos evaluando progenies de camote morado con alto contenido de antocianinas, y clones que contienen antocianina y betacaroteno al mismo tiempo, estos últimos estamos seguros que tendrán un impacto importante en el futuro. Creemos que en 3 años estaremos en capacidad de enviar estos nuevos materiales a otros continentes, para evaluarlos bajo diversas agroecologías”, añade.
Las posibilidades de este ‘súper camote’ para el alivio del hambre y la inseguridad alimentaria son infinitas.
Actualmente, además de las pruebas en campo, también se evalúan las características nutricionales de estos y otros clones de la colección de germoplasma de camote. “No sólo estamos evaluando los componentes nutricionales como betacaroteno, proteínas, almidón o materia seca, sino también minerales y micronutrientes como hierro, zinc, magnesio”, refiere la bióloga Genoveva Rossel, curadora del banco de germoplasma de camote.
Para ello, el CIP cuenta con una infraestructura adecuada: el laboratorio de calidad y nutrición, que funciona en la sede mundial de Lima, donde usando avanzadas técnicas se pueden analizar los micronutrientes de papa, camote y otros alimentos básicos.
Sin embargo, las investigaciones del CIP con el camote no se limitan tan solo a lo reseñado.
Aprovechando las condiciones subtropicales de San Ramón, ubicado a 800 metros de altitud en plena ceja de selva del Perú, se espera –en un plazo de 6 años– tener sembrada allí toda la colección de camote, no solo del Perú y América Latina, sino de otras partes del mundo y contar también con un duplicado in Vitro (en tubos de ensayo) de todas las accesiones del banco genético.
“Uno de nuestros principales objetivos es identificar y seleccionar material que pueda ser mejorado e introducido a otras partes del mundo con ecologías similares, como Asia o África”, dice Rossel. Un verdadero ejemplo de cómo se puede usar la diversidad biológica para ayudar a los más pobres del mundo.
Para lograr este objetivo, un aspecto esencial es el mejoramiento genético. Algunos atributos que se vienen trabajando con los camotes anaranjados, morados y blancos son: aumento de la productividad, resistencia a nemátodos y a virus, uno de los principales enemigos del cultivo, precocidad y estabilidad genética, así como otros requerimientos específicos para los agricultores y la industria. Los camotes blancos, por ejemplo, están más dirigidos a la industria y podrían servir incluso para la producción de etanol en el futuro.
Otra investigación muy importante es la de camotes con doble propósito, es decir para alimentación animal y humana. Díaz informa que esta utilización está bastante generalizada en algunos países asiáticos, pero no en el Perú. Sin embargo, gracias al día de campo que la estación de San Ramón realizó a fines de agosto, algunos agricultores locales han tomado conocimiento de esta alternativa y ya están solicitando algunas variedades con estas características.
“La población de San Ramón está muy entusiasmada, porque se han dado cuenta que pueden tener un complemento a sus cultivos tradicionales, que los ayude a alimentar a sus familias y a sus animales; además, pueden contar con variedades de camote provenientes del CIP para aumentar sus rendimientos que ahora son muy bajos”, afirma la Dra. Bettina Heider, Supervisora de la estación.
Otros experimentos que se vienen realizando en San Ramón consisten en evaluar la efectividad de diferentes técnicas de cruzamientos para la producción de semilla botánica de camote, que podría abaratar los costos de producción de semilla.
“Creemos que para el segundo semestre del próximo año contaremos con semilla botánica generada por dos métodos diferentes para ser sembradas y evaluadas, y para 2012 ya tendremos resultados concluyentes acerca de la metodología mas apropiada para la generación de poblaciones en el mejoramiento genético de camote”, concluye Díaz.
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