Proponen desarrollar manejo integrado de plagas para reducir población de la "polilla de la quinua"

Por sus posibilidades de exportación a Europa y Estados Unidos, la quinua es uno de los cultivos más importantes en el desarrollo socio económico del poblador andino. El ingeniero Manuel Arturo Cueva, Director Ejecutivo de CropLife Perú, dijo que el problema de plagas y enfermedades en las cosechas es latente, y se acentúa con el uso desmesurado e irracional de pesticidas inapropiados que alteran el equilibrio ecológico con secuelas muy negativas. Señaló que durante el ciclo vegetativo de la quinua se registran de 15 hasta 22 insectos fitófagos, los que ocasionan daños en forma directa cortando plantas, masticando y defoliando hojas, succionando la savia vegetal y destruyendo granos, destacando como la más importante la Eurysacca quinoae o polilla de la quinua. La Eurysacca quinoae o también conocida como q’hona q’hona (moledor) en idioma aymara tiene una actividad crepuscular y nocturna realizando vuelos zigzagueantes en busca de su alimento y de la cópula, en tanto que durante el día se esconde en las grietas del suelo o en las plantas. Cueva reveló que las larvas de E. quinoae pasan por cinco estadios larvales; del primer al tercer estadio se comportan como minadores de tallos, hojas y brotes tiernos de quinua, y del cuarto al quinto estadio pegan las hojas donde se refugian durante el día y comienzan a salir al ocaso del sol para devorar los granos en formación. CropLife Perú, en el marco de la celebración mundial por el Año de la Quinua y con el fin de colaborar con su desarrollo, propone desarrollar un Manejo Integrado de Plagas para la reducción poblacional de la q’hona q’hona, lo que requiere integrar varios métodos de control basados en el manejo armónico de insectos plaga. Este Manejo Integrado de Plagas, explica Cueva, incluye un Control Cultural, a través del “Deshierbe”, es decir sacar todas las malezas del cultivo para que no sirvan de refugio cuando hay presencia de aves. También, preparar el suelo con una aradura y mullido bueno para destruir pupas de la campaña anterior, y eliminar plantas hospederas alternantes (k’ipa papa y ayara quinua) y cosecha oportuna. A través del Control Biológico, continúa Cueva, las larvas de q’hona q’hona son controladas en forma natural por parásitos (micro avispas) sapos y lagartijas que son los controladores biológicos más efectivos y que están desapareciendo por el uso excesivo de insecticidas de amplio espectro y los cambios bruscos de temperatura. En cuanto al Control Químico, Cueva precisó que sólo se deben utilizar modernos insecticidas selectivos, específicos que maten a la plaga y no al control biológico, es decir, aplicarlo cuando las larvas son pequeñas y están en fase minadora. Finalmente el Control Etológico, a través del uso de trampas para capturar adultos a base de melaza. El éxito del programa de control, agrega Cueva, tiene como meta no matar a los insectos benéficos, controladores biológicos; que no haya intoxicaciones de los trabajadores; que no hayan residuos tóxicos de plaguicidas en los granos de quinua y que el agricultor logre un beneficio económico de su inversión. Finalmente, recomendó al ministerio de Agricultura realizar alianzas con las universidades para iniciar un Programa Nacional de Investigaciones de Quinua con el objetivo de incrementar la productividad del cultivo en base a tecnología e innovación.


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